Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el uso del agua es esencial en muchas industrias, especialmente en las agrícolas y otras productoras de alimentos, pero también el agua es -en sí mismo- un recurso vital para la supervivencia humana. De allí la necesidad para encontrar las mejores prácticas que garanticen su manejo eficiente y sostenible, igual que el de otros recursos naturales.

Al conocer de mi interés para preservar las aguas del río Grande o Choluteca, el Ingenio Tres Valles me invitó a visitar sus instalaciones, para mostrarme su sistema de riego por goteo. Los ingenieros hondureños que diseñaron y manejan el sistema, me demostraron cómo usan el agua gota a gota con una presión mínima en el área radicular de la planta, por medio de emisores colocados a distancias críticas. Todos los ingenios a nivel nacional sacan ventaja de los propios ciclos de la naturaleza, para emplear el recurso de manera más consciente e inteligente.

A través de estudios y registros meteorológicos miden la precipitación y la cantidad de agua en el suelo, que vuelve a la atmósfera gracias a la evaporación y a la transpiración de las plantas, lo que les permite aplicar el riego solamente cuando es requerido.

Así, con sistemas altamente tecnificados y eficientes, además de garantizar una productividad óptima, les permite a los ingenios ahorrar el recurso para otros usuarios. Por ello la agroindustria ha recibido reconocimientos internacionales.

Este tipo de tecnología y prácticas son importantes por diversas razones. Ciertos factores, como el cambio climático y una población mundial que está en constante crecimiento, son realidades que suponen desafíos para todos. Los métodos de gestión sostenible del agua permiten asegurar la productividad de manera responsable, minimizando los efectos sobre el medio ambiente y generando grandes beneficios para la comunidad. Por eso me enorgullece ver a un sector tan importante para los hondureños, como lo es la agroindustria de la caña de azúcar, implementando soluciones prácticas y de largo plazo para fomentar el buen uso y cuidado de nuestra principal fuente de vida.

Los hondureños también podemos sentirnos orgullosos por ser vanguardistas en otras formas de producción agrícola, con ahorro del agua y de la superficie de la tierra, con mayor productividad, como el modelo de producción de plántulas en la empresa de la familia Bulnes en Valle de Ángeles. Asimismo, ojalá hubiera interés en el proyecto de la reutilización de las aguas residuales, en los municipios que tienen lagunas de oxidación, que hasta ahora no hemos podido sacar adelante, por la falta de interés oficial y de financiación, perdiendo la oportunidad para aumentar la producción de alimentos en un pueblo necesitado de ellos por la desnutrición endémica.

Lo que sí, imaginen lo que podemos lograr si más empresas agrícolas, y de distintas industrias, asumen la responsabilidad de proteger el medioambiente y hacer un uso del agua de forma correcta como lo hace la agroindustria de la caña de azúcar de Honduras. Hoy estoy convencido de que el Estado hondureño debe promover políticas públicas que faciliten e impulsen el uso de esta tecnología de riego por goteo. Invito a las autoridades de nuestro país a continuar y sumarse al ejemplo de la agroindustria de la caña de azúcar de Honduras. E invito también a todos los sectores agrícolas a que inviertan en el desarrollo de sistemas y nuevas tecnologías que garantizan la gestión sostenible del agua. Porque el cambio que buscamos y necesitamos para promover el desarrollo en nuestra Honduras, para avanzar con seguridad hacia un mejor futuro, depende de todos.

Debo agradecer al Ingenio Tres Valles por abrirme sus puertas para conocer su ejemplar sistema de riego.

Crédito: La Tribuna / Ramón Custodio López


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